El pasado jueves 29 de Septiembre de 2016 ocurrió uno de los eventos masivos de mayor relevancia para el ámbito musical internacional: Roger Waters, ex integrante y cofundador de la legendaria banda de rock progresivo, Pink Floyd, se presentó en su segunda noche de conciertos, deleitando al público mexicano una vez más.
Alrededor de las 20:00 hrs. podía vislumbrarse a lo lejos a un gran número de personas amontonándose en las afueras del Foro Sol, todos impacientes, ansiosos y emocionados, preparándose para ver de cerca a la leyenda de la música psicodélica. Las puertas se abrieron de par en par, todos corriendo con urgencia para poder ser parte de las primeras filas en la explanada de conciertos. Mi compañero y yo tardamos casi una hora en llegar desde el puente que cruzaba la calle hasta la explanada, ingresando alrededor de las 21:00 hrs. Las personas gritaban eufóricas, corrían, se abalanzaban hacia la multitud. Nadie podía creer lo que nuestros ojos estaban viendo ni lo que nuestros oídos escuchaban: al fondo, un escenario lleno de luces y pantallas con imágenes coloridas; y se escuchó la primera melodía, Speak to me del álbum Dark side of the moon. Roger Waters salió a escena junto con sus magníficos músicos y coristas, el ambiente era mágico, casi como una droga sonora llena de melodías y ritmos inigualables.
Después de media hora de sublimar al público con un tremendo viaje sideral, la gente no podía parar de cantar al unísono desde sus roncos pechos. El tiempo desapareció en un instante y las voces de todos se unieron.
Después de tocar Time y Money llegó el momento de entonar Shine on you crazy diamond, la legendaria. El estadio se llenó de luces, todos con celulares en lo alto, preparados para grabar ese histórico momento. El ambiente se tornó sublime, como era aquella noche estrellada que se vaciaba en el lugar dónde toda la magia ocurría.
Tiempo después, la banda entonó sus guitarras, bajos y baterías al compás lento de Wish you where here. Roger inundó el espacio con su voz, y la melodía de los amantes melancólicos hizo desprender unas cuentas lágrimas en los ojos cristalinos de los escuchas.
Pasada la hora y media de iniciado el concierto, el escenario se convirtió en una fábrica, para dar lugar al álbum Animals; rolas cargadas de críticas a la sociedad y al terreno sucio de la política. Cómo parte de la magia, un cerdo aerostático se balanceaba arriba del escenario, pintado con frases cómo "Fue el estado, faltan 43". Junto con esto, en la pantalla se proyectaron imágenes del ahora presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, dibujado como payaso, y letras que decían "Renuncia" y "Trump, eres un pendejo".
Al llegar a ese momento de la noche, Roger sacó una carta de su bolsillo; la leyó pausadamente en medio de los rostros de expectación del público. Leyó una protesta en contra de la desaparición forzada de los estudiantes de Ayotzinapa, haciendo un llamado a Enrique Peña Nieto y a la impunidad de su mandato. Todo el lugar se llenó de gritos, lágrimas y chiflidos; los que estaban en gradas comenzaron a patear el suelo firmemente, creando un sonido colosal. Todos al unísono contaron hasta llegar a cuarenta tres. De repente la situación se tornó densa, Roger tuvo que dejar de leer porque los gritos se lo impedían. Sin romper la atmósfera de impotencia, la banda sonora tocó el tema Mother, siguiéndola la legendaria y revolucionara canción The Wall. Con la llegada de esta rola el público eufórico colocó puños arriba y entonó el coro en una sola voz, todo lo que se podía ver en la explanada eran cabelleras largas moviéndose al ritmo de la canción.
Finalmente, la banda cerró su concierto con las espléndida Brain damage y Eclipse; no pudo haber acabado de mejor manera; del escenario se proyectaron luces led de colores que iluminaron todo el terreno, formando el tan conocido triángulo del álbum. Todo pareció iluminarse cual luna brillante, el público se estremeció y la última nota del bajo sonó. Silencio, un silencio que nos dejó sin palabras.
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